Por allá en el verano de 2006, tuve una muy mala experiencia con Blinko, «empresa» que comercializa politonos, canciones y diversas prestaciones para móviles. Me estafaron a través de su publicidad engañosa.

La broma me costó cerca de 30 Euros.

Pero mucho peor fue el sentirme estafado e impotente ante este chiringuito llamado Blinko que vive del pelotazo permanente.

Interponer una demanda judicial o ante los Organismos de consumo (posibilidad que ni mucho menos descarto) me llevaba un tiempo que no tenía. Por tanto, denuncié la estafa sufrida a través de algo que me costaba menos y que, además, me apasiona: Internet.

Descubrí, navegando por la red, que no estaba solo. Que eran muchos los estafados. Hecho esto, dejé estar el tema.

Esta semana me contactó el periódico La Vanguardia, al que también había enviado una carta, para preguntarme sobre la estafa de Blinko y mi caso particular.

En este diario estaban preparando un reportaje sobre este asunto debido a la multitud de cartas y denuncias recibidas en su redacción por parte de sus lectores. Yo he sido uno de los lectores consultados.

Mi conversación con la redactora de este reportaje -que previsiblemente se publicará pronto- ha sido la que me ha impulsado a hacer este blog.

Me indigna saber que a día de hoy mucha gente continúa sufriendo las consecuencias del curioso modelo de negocio de Blinko, que se sirve de publicidad engañosa para ganar dinero.

La aspiración de este blog, de entrada, es reunir a todos aquellos ciudadanos que hayan sufrido situaciones similares con Blinko.

Este blog pretende informar de las posibilidades de reclamación que tenemos como consumidores.

De como podemos hacer valer nuestros derechos. Y servirá también de punto de encuentro de aquellos que, compartiendo su experiencia, quieran realizar acciones conjuntas en defensa de sus derechos frente a Blinko.